martes, 22 de febrero de 2011

“Masculinidad, audiovisuales y medios de comunicación”


A propósito del Taller sobre Masculinidad y audiovisuales y la presentación de videos promovidos por la Red Iberoamericana de Masculinidades.

Por: Dayron Oliva Hernández. Red Iberoamericana de Masculinidades

La Habana, 15 de febrero. Como parte de la nueva edición del Diplomado en Género y Comunicación, del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”, el Dr. Julio César González Pagés (coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades) ofreció un taller acerca del aprovechamiento de las nuevas tecnologías digitales y el trabajo educativo en torno a las masculinidades a través de la realización de audiovisuales. Motivo por el cual, se presentaron una serie de materiales elaborados y promovidos por la Red Iberoamericana de Masculinidades, principalmente por jóvenes estudiantes de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, pertenecientes al equipo Masculinidades en Cuba.

González Pagés, al exponer la experiencia de la Red Iberoamericana de Masculinidades, refirió la significación de inmiscuir a jóvenes, aunque no sean realizadores profesionales, en la producción de audiovisuales, con el objetivo de asumir y trasmitir nuevos discursos que busquen desmontar estructuras, estereotipos, discriminaciones y modelos violentos que tienen que ver con la masculinidad hegemónica que reproducen muchos medios de comunicación a nivel mundial.
“Estos son temas sensibles. Hay que hacer un frente unido, ocuparse en vez de preocuparse. Es importante el trabajo con audiovisuales. La motivación en los jóvenes, es una apuesta a largo plazo”, expresó.

Al distinguir la variedad de medios comunicativos y audiovisuales como la radio, la prensa, la televisión, etc.; González Pagés señaló que se debía tener en cuenta otros medios como productos audiovisuales: la música y los videos clip, las novelas, las películas, los deportes, por su influencia en la reproducción de modelos dicotómicos de género, y en especial de masculinidades. En este sentido, presentó los resultados de trabajos en colaboración con Honduras y el UNFPA en ese país.

Entre los audiovisuales que más llamó la atención estuvo Triscornia, de Yonnier Angulo Rodríguez, quien dio una explicación sobre el contenido y su rodaje, en torno al campamento de control migratorio que con ese nombre funcionó en La Habana y por donde pasaron muchos hombres y mujeres que venían a Cuba para salir adelante; y que inmiscuyó a once jóvenes estudiantes e integrantes del grupo Masculinidades en Cuba.

Asimismo, como un aporte a la Editorial de la Mujer, y con la intención de aprovechar las tecnologías digitales, González Pagés destacó el proyecto de rescatar las revistas femeninas cubanas que circularon durante el periodo republicano de la primera mitad del siglo XX. Integrado por un equipo a cargo de estudiantes de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, se indicó la importancia de rescatar esos imprescindibles documentos para visualizar la historia de mujeres, como La Mujer Moderna, entre otras.

Masculinidades y audiovisuales: desmontando la pirámide desde abajo


Por Susana Méndez.

Como parte del programa del Postgrado Género y Comunicación que se realiza en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, desde el pasado día 8, en la tarde ayer se llevó a cabo el Taller masculinidades y audiovisuales.

Esta acción fue liderada por el Doctor en Ciencias Históricas Julio César González Pagés, quien accedió a comentar sobre las características de los talleres de masculinidades que coordina la organización que representa y en especial acerca de éste, dedicado a la producción audiovisual.

¿Cómo surgen los primeros talleres?

Surgen cuando vemos que los más jóvenes necesitan de nuevas formas de comunicación que no sea lo escrito, sobre todo porque los talleres los comenzamos con estudiantes del área de las Ciencias Sociales y ahí empezamos a trabajar con los programas nuevos que existen y con las posibilidades de instrumentos que brindan las computadoras y ahí nació el primer taller en el año 2007 en Cuba y empezó un movimiento en el que al principio eran muchos; hoy casi todos hacen grupos de dos y tres y realizan videos y hemos logrado que en la facultad, no solo los muchachos que pertenecen a la red, sino el resto de los estudiantes como trabajo final hagan audiovisuales, por lo que se han convertido en talleres de comunicación audiovisual constante durante todos los semestres.

Alguien me decía que ya podíamos hacer una muestra de audiovisuales de los estudiantes de las Ciencias Sociales y le tomamos la palabra y la vamos a hacer en marzo como parte de la jornada científica de nuestra facultad.

De esa experiencia primera tenemos videos que la propia televisión nos está pidiendo como el Canal Habana, Tele Cristal, para campañas específicas como las realizadas contra la homofobia y la violencia y eso nos llena de satisfacción porque no era el objetivo inicial que entraran los videos en los grandes medios, pero creo que cuando existe el empeño, la voluntad, la vocación y la ideología, para abordar las temáticas, muchas personas confían en ese discurso y se abren los caminos porque esas personas lo necesitan ya que no estamos hablando de algo ajeno a lo que encontramos en la familia o en el vecindario y las personas requieren de un discurso de cambio en estas temáticas, no creo que sean las instituciones solas las que logren remover estas estructuras arcaicas, si no las personas, las comunidades y los centros unidos a estas instituciones que pueden ofrecer los medios, los espacios y yo creo que esto ya está pasando y me siento muy optimista.

¿Cuál es el objetivo de los talleres?

El objetivo de estos talleres sobre el tema de masculinidades es llevar a la práctica mucho de lo que habíamos planteado como teorías y sobre todo crear instrumentos de trabajo para hacer comunicación pero no solo como hacen los grandes medios, la televisión, la radio, los rotativos, sino también desde la educación, poder trasmitir que todos comunicamos, por ejemplo, cuando hacemos un pequeño video casero; hoy en día es muy usual, que una forma de comunicar sea a partir de la fotografía porque se ha digitalizado, debemos analizar entonces qué retratamos, qué vemos, con qué visión lo hacemos, con qué intención, desde qué posición.

Creo que esto que le hemos enseñado a nuestros estudiantes nos permite un primer objetivo, si logramos crear entre las nuevas generaciones productos menos sexistas esto ayudará a desmontar esa educación patriarcal que recibimos de casi todos los medios, formales e informales, yo creo que ese es el objetivo uno cumplido.

¿Cuál es el camino futuro?

Como meta futura nos plantearíamos que no sea solo un trabajo de Cuba porque en este postgrado tenemos estudiantes de varias zonas de Iberoamérica y yo creo que una de las cosas que más impactó fue la juventud de muchas de las personas que se involucran en el trabajo de la Red Iberoamericana de Masculinidades por una simple razón, sabemos que en los jóvenes de hoy en día está depositado el futuro del mundo; yo pienso que el futuro de Cuba, en cuanto a los trabajos de géneros, está en nuestras universidades y yo, para darte un mensaje optimista, estoy muy feliz de que muchos de ellos ha apostado por este tipo de cambio.

¿Qué aporta este taller a la batalla por la comunicación de género?

Yo creo que el taller permitió, sobre todo de cara al futuro, dar las bases para desmontar también las hegemonías de las masculinidades sobre los medios de comunicación, sabemos que éstos son liderados por hombres y nosotros estamos desmontando la pirámide desde abajo, desde la gran masa donde todos somos comunicadores, desde cualquier medio, porque podemos utilizarlos todos, como el Facebook, porque por ejemplo creamos un facebook de masculinidades, bajamos de You tube, música no sexista y como linkeamos a tantas personas podemos compartir información, tener debates, etc.

Sabemos que en Cuba tenemos muchas dificultades con las conexiones pero las personas que podamos acceder, debemos hacerlo; siempre pienso que no podemos decir no y utilizo muchísimo la frase no preocuparse sino ocuparse.

Nosotros podemos ocuparnos desde el puesto que tenemos y creo que cada medio que tengamos a nuestro alcance por mínimo que sea puede llevar un mensaje de aliento. Yo siempre leo, por ejemplo, el mural de mi edificio, que lo hace una vecina y tiene desde chistes hasta los cumpleaños de mis vecinos y vecinas, referencias al stress, al beneficio de la paciencia, etc. y realmente es un medio de comunicación que leen más de 500 u 800 personas a la semana, por tanto es importante y esta es una muestra de que no se debe desechar ninguno y que no se debe dejar solo a las personas que se dedican a la comunicación la posibilidad del cambio.

Yo como profesor, desde el aula, puedo insistir e incidir en parte de la cultura del cambio y lo intento hacer, sin pensar que voy a cambiar a mi país, yo creo que cambiar a mi país en estos temas es tarea de todos y todas, no lo debemos depositar solo en una organización o en un ministerio, si no en todas las personas que podamos, por eso es tan importante que lo que hagamos, en algún sitio y muestra de eso es esta entrevista, pueda ser conocido más allá de las personas que nos involucramos directamente.

Ver en http://periodismojosemarti.wordpress.com

martes, 8 de febrero de 2011

¿MACHO, VARÓN Y MASCULINO? Entrevista con Julio César González Pagés




Por Antonio López Sánchez

Dentro de las propuestas que publica la Editorial de la Mujer en la venidera Feria Internacional del Libro, Cuba 2011, el tema de las masculinidades ocupa un importante espacio. Macho, varón, masculino, es un título que por primera vez en Cuba sistematiza científicamente los resultados de una fructífera etapa de trabajo investigativo sobre ese tópico.

El autor de este texto, el Doctor Julio César González Pagés, es uno de los prominentes estudiosos de las materias de género en Cuba. Además, a partir de su labor como profesor, ha nucleado a un grupo de jóvenes intelectuales que también centra su mirada en el análisis de las masculinidades, como parte inseparable de las investigaciones con perspectiva de género.

Para indagar sobre los motivos, contenidos y frutos que ofrece este libro, fueron nuestras páginas al encuentro de su autor. Como siempre, Julio César se muestra como un entrevistado pródigo, sin poses, con múltiples opiniones, buen humor, y siempre asentado en la solidez argumental con la que defiende sus ideas. En esta ocasión además, como buen telón final de la entrevista, nos ofrece en exclusiva adelantos de sus trabajos por llegar.

¿Cuál es la novedad este libro con respecto al estudio de las masculinidades?


En este libro, es la primera vez que se reúnen estudios sobre la masculinidad, partiendo de preceptos científicos. Es la primera sistematización que se hace de varios estudios que previamente pudieron ser trabajos de tesis o algún otro dentro de la lógica de una investigación, dentro de los foros, en fin. Aunque es un libro mío, hay trabajos que son escritos en coautoría con varios de mis estudiantes, que muchos están actualmente en la realización de sus tesis de maestría.

¿Objetivos principales, resultados palpables?


Es un trabajo hecho con toda la intención de cerrar un momento, una etapa de la labor de un grupo de estudiantes que yo he liderado y que por supuesto dará paso a la otra etapa.
Nuestro país podrá contar entonces con estudios más específicos en temas más particulares. Ahora la intención era enunciar en un todo un trabajo ya hecho, desde jornadas, desde talleres y otros espacios. Lo que sí existía, incluso la Editorial de la Mujer tiene participación vital en esto, es una serie de acercamientos desde el periodismo, desde enfoques investigativos o entrevistas, pero no con la lógica de una investigación.

Por eso decimos que este libro es el primero, con la lógica de una investigación, que reúne lo que es la masculinidad como concepto teórico, como metodología cercana a los estudios de género. El aporte que le podemos hacer a la sociedad es crear indagaciones y acercamientos cubanos a la temática. No es reproducir, como se hace en otras áreas, investigaciones de académicos extranjeros. Este libro responde a una mirada cubana de las masculinidades. Por eso desde el título hay una frase como Macho, varón, masculino, que es como nosotros llamamos a la masculinidad hegemónica, al machismo en América Latina; tiene toda esa intención de provocar.

Para los lectores no especializados, y para las lectoras por supuesto, ¿qué les puede conllevar en positivo la lectura de este texto?

Te lo puedo decir desde lo personal. Ese libro me lo inspiraron las propias dudas que yo he tenido toda mi vida acerca de mi masculinidad. Dudas que nunca me fueron aclaradas, dudas que son los estudios los que me las han ido aclarando. Me ha costado 45 años de vida, de estudios, de doctorados y tal. Por eso quien se lea este texto lo puede entender. No está escrito con la vanidad académica para que sea entendido sólo por un grupo selecto. Está hecho para cualquier persona; para una muchacha que piense que si es feminista y defiende su derecho de mujer, sea algo malo, o si puede tener un novio más o menos masculino, en fin. Todas esas dudas que encierran el desconocimiento del lenguaje de la teoría y que, contradictoriamente, muchas veces hacen que nos autorreafirmemos como todo lo contrario a lo que somos. Defendemos el derecho de las mujeres y decimos que no somos feministas: Eso es una contradicción. Somos hombres amables, delicados, y entonces nos decimos que no podemos ser masculinos: ¿Por qué no? La masculinidad no es algo malo, lo malo es la violencia.

A un hombre le puede gustar hacer ejercicios, seguir las modas, tener amaneramientos totalmente masculinos, eso no está mal. Lo que está mal es ser violento, descortés, agresivo. Muchas veces se piensa que con un hombre más femenino se resuelven los problemas de la equidad. No es así. Donde está la equidad es en no temerle incluso a la mujer muy femenina, a un hombre masculino, en sus estereotipos, pero con un comportamiento y un pensar adecuados.

Este libro ayuda un poco en esas cosas que a veces parecen trabalenguas. En especial a la adolescencia. En la Universidad, por ejemplo, quienes se acercan a estos temas, por lo general lo primero que piensan cuando hablas de la masculinidad, es que vas a hablar sobre la homosexualidad. Y sabemos que una sociedad homofóbica como la nuestra, ese desconocimiento hace que se rechace entonces estos estudios, abordar estos temas. Se habla de la homosexualidad, pero como un tema más, no es un eje protagónico; se aborda, pero dentro del espacio que le toca dentro de otros múltiples temas y aristas.

Todavía hay una gran desinformación respecto a estos temas y se les califica como materias sólo para académicos.
Creo que es un libro para compartir en colectivo, en la familia. Por ejemplo, cuando haya una burla a un adolescente por el tamaño del pene o cómo se asume la paternidad, o cómo conocer y evitar la violencia y cómo tratarla si surge. El libro te da la posibilidad de ver esas temáticas desde la historia y desde la actualidad. En comparaciones, en aristas diferentes. Pero, sobre todo, te da la posibilidad para seguir indagando. No es un manual de buenas prácticas para que busques cómo debe comportarse un hombre en cada momento, sino una herramienta para seguir adelante, para investigar más. Por eso tiene una amplia bibliografía, para que a quien le interese ampliar más sobre determinado tópico pueda ir a otros estudios.

Al ser una sistematización, intentamos que todos los autores cubanos que se han acercado a estas temáticas, desde diferentes aristas, aparecieran en esa bibliografía. No es darlo como algo fundamentalista. No tiene ninguna intención de convertirse en un si me leo esto ya no me hace falta leer nada más. Al revés, el libro crea la sed de otro conocimiento, está hecho con esa intención.

Los mencionas en el texto, los has mencionado en el diálogo, pero quisiera que lo dejaras en blanco y negro. ¿Cuánto de la labor de tus estudiantes está en estos resultados?

Sin ellos no existiría el libro. Un libro no es sólo escribirlo y ya, en especial en las ciencias sociales, donde hay que investigar. La presencia de mis estudiantes es definitiva por los mismos criterios. He escrito y cada cosa que he escrito se ha debatido; algunas secciones las hice en coautoría y hay una serie de aportes que son de mis estudiantes. Por ejemplo, la revisión final de la investigación como tal, la hicieron dos estudiantes del equipo.

En general han sido muy rigurosos, han planteado problemáticas. Creo que es importante porque la conformación de un pensamiento colectivo en un área de investigación va creando una cátedra. Este libro es como el principio de reafirmación de que ya hay una cátedra de estudios de la masculinidad. No queda un nombre, no es que esté Julio César, aunque me ha tocado ser un poco el papá colectivo, como decíamos en broma hace poco. Es que hay un grupo de jóvenes que han tenido la osadía de integrarse a estos estudios. Además me han aportado la visión de otros hombres que no soy yo, percepciones diferentes de la masculinidad. Este libro culmina una etapa de trabajo en colectivo.

¿No te preocupa ser una especie de Saturno devorando hijos, o siendo devorado tú mismo, o en el papel del profesor impositivo?

Siempre hay riesgos. A veces, en la enseñanza, y más en temas tan especializados, hay que ser más o menos democrático o más o menos autoritarios, según sea el caso. Para instruir y a veces hasta para salvar de un posible ataque. Soy un profesor que me gusta dar clases. Me he realizado con este período de docencia, de talleres, que cierra el libro. Me ha permitido conocer sectores de la población de mi país en este tema de las masculinidades, que si no hubiera tenido un colectivo de jóvenes conmigo, me hubiera sido imposible. Detrás del libro, aunque no se vea de modo explícito, hay talleres, diálogos, intercambios, desde grupos tan diversos como reclusos, dirigentes campesinos, policías, universitarios. Cuando haces ese recorrido con varios ojos, cuando lo miras no sólo desde tus propios prejuicios o valoraciones, sino que te acompañan criterios diferentes, se amplía extraordinariamente esa visión y, por supuesto, se amplían los resultados.

Apostar por los colectivos es muy difícil, pues el ser humano tiene una tendencia muy fuerte a la individualidad, pero en esta ocasión primó el colectivo. Todas las personas que acompañaron este libro están ahí referidas y creo que además es un buen ejemplo de cómo se puede construir un conocimiento de forma colectiva. Es un reto pensar en colectivo.

¿Adelántanos qué viene después de Macho, varón, masculino?

Ahora, con los sobrevivientes que no devoré o me devoraron por el camino, estamos en un libro que sugiere desde el nombre. Más o menos se llama, Sexo, música y deportes: Cosas de hombres, y trae algunas otras visiones de estos temas. Y mi equipo de estudiantes, ahora sin broma, son ya autores más formados. Pasaron toda la etapa de la licenciatura, están muchos en sus maestrías. Es como una segunda temporada, como se usa ahora.

Este nuevo trabajo es también la posibilidad de mostrar cómo una academia de estudios en Cuba, integrada en su totalidad por jóvenes, puede seguir una línea de investigaciones. Pueden ser las masculinidades, pero puede hacerse en muchas otras áreas de la investigación.

Eso de que en colectivo podemos ser más fuertes, podemos lograr más cosas, socializar más crear redes, es rigurosamente cierto en este caso. Toda la tecnología, los ipods, las computadoras, todo lo que hoy existe que por un lado nos individualiza tanto, pues, puede ponerse en función de las investigaciones, en función de aprender más, y en función del colectivo.

Publicado en:http://www.mujeres.co.cu/
Revista Mujeres Digital