martes, 19 de junio de 2012

Música y deporte: dos aliados fundamentales en contra de la violencia machista

Por Alejandro Céspedes Morejón
Analista deportivo de Tele Pinar y la RIAM

La música es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. Este es uno de varios conceptos que describe “teóricamente” esta manifestación artística. El deporte es una actividad que tiene un requerimiento físico y motriz, acompañado de una agudeza mental que se enmarca en la acción competitiva, en presencia de público y medios de comunicación.

El deporte y la música entran en planos unificadores ya que son una forma de expresión social y van en pos del mismo objetivo, el entretenimiento encaminado hacia cualquier generación y sector social dispuesto ha asimilarlo. Por estas vías entran a “retozar” una serie de factores que combinados pueden ser un genuino “Coctel Molotov”.

La educación formal que nos viene desde el hogar o el medio social al que pertenezcamos, los estados psíquico o de ánimo que nos rodean y el sentimiento que nos trasmita el escenario que estemos disfrutando en ese momento, son compuestos que encontramos en la música y el deporte por igual, y que nos hacen explotar sentimientos de maneras que pueden ser violentas si los códigos que componen nuestro razonamiento lógico así lo propician.  

En los espectáculos deportivos que participamos como espectadores o competidores estamos siendo continuamente bombardeados con música que, a mi humilde parecer, es una provocación a la violencia que se desata cada vez con más frecuencia en los escenarios deportivos de nuestro país.

En los deportes espectáculos como el béisbol, el baloncesto, el balonmano y el fútbol, por citar algunos de los más asiduos en nuestro patio, el contacto fuerte y la tensión competitiva es tan alta como acelerado el pulso que mantienen todos los inmiscuidos en el show, con el fin de alcanzar la victoria. Si a esta mescla inflamable le ponemos un catalizador como el Rock (en una medida ínfima en Cuba) o el (decida usted un adjetivo) reggaetón, las cosas se ponen feas en muchísimas ocasiones.

Quien les escribe, ha sido testigo de muchos actos violentos en distintas instalaciones deportivas del país, donde se unen gran cantidad de seguidores del deporte y de los atletas que lo desempeñan; ellos “se toman muy a pecho” el juego, tanto, como para si se le estimula un poco hacer justicia por su propia mano.


Múltiples son la anécdotas de equipos y árbitros que han esperado horas para salir escoltados por la policía de la instalaciones deportivas, por la presión violenta del público impulsado por un carburante peligroso como es la cólera. Cólera que se fue acumulando por muchos factores y que durante el desarrollo competitivo se “hizo engordar” con un estimulante muy poderoso y silencioso que es la música, la cual a altas y descontroladas velocidades se fue adueñando del sub consiente del aficionado, y este, en “plan zombi”, respondió con ira desenfrenada ante cualquier espoleo que le llegue.

Es el deseo de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, hacer un llamado a las personas que son responsables del entretenimiento para nuestro pueblo, hacia esta subvalorada situación que muchas veces es un fuerte contribuyente a los actos de violencia que sufrimos en nuestra sociedad. Cada cosa tiene su puesto reservado y su momento para ser expuesta, sin propiciar daños colateralmente. No forcemos situaciones desagradables por desconocimiento o egoísmo.

Dignificar la paternidad responsable



Por Mayra García Cardentey y Daima Cardoso Valdés/
 



Yoandy Pérez Rodríguez no creyó en los prejuicios. Su esposa, la enfermera Dairys Valdés Bodes, necesitaba terminar sus estudios. Ambos trabajan en el policlínico de Minas de Matahambre. En mayo de 2011, recién acababan de tener una bella criatura y la decisión no fue difícil de tomar. Él la cuidaría en el primer año de vida, se acogería a la licencia de prestación social mientras su pareja culminaba la carrera. Era lo más lógico.

Enrique Gigato Montelongo trabajó durante 20 años como operario de la campaña contra el Aedes aegypti, pero en el 2003 falleció su esposa y tuvo que asumir el cuidado de su única hija, Maritza, de 36 años, quien padece de retraso mental severo y esquizofrenia.

A pesar de la situación dramática que vive, es un padre que sonríe siempre, se muestra agradecido por los beneficios que le brindó el país al ser protegido por la Asistencia Social.

Enrique es algo así como "padre cuidador", una figura que no está reconocida legalmente.

El Decreto Ley 234 de Maternidad para la trabajadora, reconoce que es indispensable establecer las regulaciones que contribuyan a una adecuada atención al menor de edad en caso de fallecimiento de la madre, y la consiguiente protección económica al padre, así como facilitar a la madre y al padre trabajadores el cuidado especial que requieren los hijos e hijas con discapacidades físicas o mentales.

Según explicó María Teresa Artiga, de la subdirección de Prevención, Asistencia y Seguridad Social en Pinar del Río, existen tres casos acogidos al concepto de protección de madre cuidadora ubicados en Consolación del Sur, Pinar del Río y Minas de Matahambre. Una modalidad que ya no existe en el país, pero que protege los años de servicio de las madres que tuvieron vínculo laboral.

CUIDAR UN BEBÉ ¿SOLO DE MUJERES?


En Pinar del Río han sido contados los ejemplos como el de Yoandy Pérez Rodríguez, quien cuidó a su bebé en el primer año de vida para que su compañera terminase sus estudios.

Según Elsa Gómez Rendillo, directora de la filial municipal del Instituto Nacional de Seguridad Social en Minas de Matahambre, Pérez Rodríguez se acogió al Decreto Ley 234 de Maternidad de la Trabajadora el 31 de mayo de 2011 y recientemente culminó su licencia de prestación social.

Hoy, como informó Dinorah Vento Acosta, directora de la filial provincial del Instituto Nacional de Seguridad Social, el territorio no cuenta con ningún hombre acogido a esta modalidad legislativa.

Vueltabajo, desde que se aprobara el Decreto Ley en el 2003, con su resolución complementaria número 22/2003, solo ha presentado dos casos.

Esta legislación otorga iguales derechos a los padres cubanos para obtener una licencia laboral y quedarse al cuidado de los hijos durante el primer año de vida. El artículo 16 estipula que "una vez concluida la licencia posnatal, así como la etapa de lactancia materna que debe garantizarse para propiciar el mejor desarrollo de niños y niñas, la madre y el padre pueden decidir cuál de ellos cuidará al hijo o hija, la forma en que se distribuirán dicha responsabilidad hasta el primer año de vida y quién devengará la prestación social".

Pero prejuicios y resistencias en hombres y mujeres, estereotipos en los roles establecidos para el cuidado de los infantes, y desconocimiento de las leyes, conforman algunas de las causas que pesan sobre el fenómeno observado en la actualidad en la provincia.

Una encuesta aplicada por Guerrillero a 20 hombres y mujeres de diferentes edades, zonas de procedencia y nivel de escolaridad demostró que todavía existe en el pensamiento colectivo un modelo de familia patriarcal, históricamente concebido, donde las madres desempeñan el rol de cuidadoras de los menores de casa, en tanto los padres conforman el sostén económico y el poder decisorio dentro de la estructura del hogar.

"Podré encargarme del niño unos días, hasta un mes, pero el mayor peso es de ella"; "mi esposa que cuide al bebé, yo le busco la malanga"; "eso es cosa de mujeres, los hombres deben ´lucharla´ en la calle", inquirieron algunos.

Ellas no se quedan atrás: "pudiera dejar que lo cuide, pero no lo hace igual que yo"; "si se lo dejo unas horas para adelantar otras cosas, al final tengo que hacerlo todo de nuevo"; "los hombres son muy torpes con los niños".

Con estos criterios, se descartan las posibilidades que esta norma jurídica puede brindar a madres y padres, para decidir quién conviene más que siga trabajando tanto por situaciones económicas como por profesionales.

ALGO MÁS QUE PREJUICIOS

Detrás de la poca acogida que han tenido estas leyes en la provincia por parte de hombres y mujeres, no solo pesan reflexiones prejuiciadas sobre la complejidad y responsabilidades de los roles maternos y paternos en el desarrollo de la familia.

También cohabita un desconocimiento de las legislaciones que amparan a los hombres en la asunción de una paternidad responsable y apoyan, en algunos casos, la labor profesional y educacional de las mujeres al delegar en sus parejas, funciones históricamente asumidas por las féminas.

Gladys Martínez Hernández, miembro del Secretariado Provincial de la Federación de Mujeres Cubanas que atiende el trabajo comunitario, ha recibido a personas con situaciones que demandaban acogerse a este tipo de legislaciones.

Esposos con parejas que devengan mayor salario, hombres con compañeras necesitadas de terminar estudios de pregrado o especialidades, u otros con situaciones familiares complicadas o problemas de enfermedad de la madre, fueron algunos de los ejemplos llegados hasta la organización de masas.

"Desde aquí se les da orientación sobre las leyes y se les dice a qué instituciones dirigirse para tramitar los procesos", refirió Fanny Herrera Chirino, funcionaria de la esfera ideológica de la FMC.

"La organización también cuenta con un programa de paternidad responsable, que se encarga de incentivar una participación integral de los padres en la crianza de sus hijos", agregó.

Junto con este programa y el Educa a tu hijo, la FMC a través del trabajo en bloques, zonas y comunidades, estimula a que los hombres aumenten su papel en la educación y cuidado de sus hijos, y no solo en el plano más cercano como la alimentación y la protección de la salud, sino en la adopción de estas alternativas legislativas creadas para beneficio de toda familia cubana.

"Pero existe mucha ignorancia en cuanto a la ley y los beneficios que brinda, y esto unido a las concepciones machistas, hace que en la sociedad pinareña hoy sea casi nula la presencia de hombres acogidos a estas normas jurídicas", apuntó Herrera Chirino.

"Incluso algunos de los que se acercan a la FMC en busca de información ni siquiera quieren dejar el nombre, o plantean que no desean que se sepa de sus averiguaciones sobre el tema. Es todavía un tópico complicado hacer entender a los cubanos y cubanas, que ser un padre responsable no representa un papel denigrante", precisó.

El investigador Julio César González Pagés, presidente de la Red Iberoamericana de Masculinidades y estudioso de la cuestión, ahonda en el fenómeno: "Cuando entrevistamos algunos ejemplos para un artículo más amplio, nos decían que no le tiráramos fotos, no querían aparecer en actitudes de paternidades responsables. ´No, que me van a dar cuero en el barrio´.

"La paternidad todavía no se ve como parte importante del prestigio de los hombres. Se sigue reproduciendo el mito del Don Juan, de personas irresponsables", señaló.


LEYES O PROMOCIÓN SOCIAL ¿QUÉ RESUELVE EL DILEMA?

Ya Fanny Herrera Chirino de la Federación de Mujeres lo alerta: "no hacemos nada si las leyes están, pero nadie o pocos se acogen a ellas. Lograr estas legislaciones fue un paso importante, mas no hacemos nada si los hombres y las mujeres no las asumimos como una conquista".

Lo explica mejor el estudioso González Pagés, "las leyes no son las encargadas de cambiar las actitudes de las personas. Lenin lo dijo: ‘la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida´. En Cuba somos iguales ante la ley, pero tenemos una construcción de género que nos hace muy desiguales".

Más que "usurpar" el derecho a las mujeres de cuidar a los niños y otorgarle "nuevas responsabilidades" a los padres, estas leyes permiten que se rompan márgenes rígidos sobre ser progenitores.

Crear condiciones igualitarias para que las mujeres puedan delegar funciones en sus parejas sin ser consideradas "malas madres", y hombres que asuman el cuidado más activo de sus hijos sin ser tratados bajo términos prejuiciosos, constituye la meta fundamental de estas legislaciones.

Pero de nada sirven sin un trabajo comunitario consecuente, una promoción adecuada y oportuna en los medios de comunicación, y una asunción desde la familia de roles igualitarios entre hombres y mujeres que deroguen la sobrevaloración maternal y dignifiquen una paternidad responsable.

domingo, 3 de junio de 2012

Cómplices en la paternidad


Por Ileana Sifonte León

Rafael, Alexis y José Raúl enfrentan situaciones diferentes, mas tienen en común el don de ser padres y la disyuntiva de acogerse o no a la licencia de paternidad, en momentos en que está por culminar la etapa de lactancia materna exclusiva.

La idea provoca pensamientos que escapan a las retrógradas concepciones machistas. Confiesan que disfrutan tanto de sus bebés que no quisieran apartarse de ellos, pero se sienten presionados por compromisos laborales y sociales, y por prejuicios que permanecen arraigados en la sociedad cubana actual. 

Rafael, especialista en Medicina General Integral, asegura que para él no existe limitación alguna para quedarse en casa cuidando de su descendencia, mientras su esposa Mariela, oftalmóloga de profesión, cumple con sus responsabilidades como médico y en la preparación de otras hornadas de galenos.

No minimiza su labor, ni presta oídos a los comentarios malintencionados de algunos conocidos y familiares, quienes a toda costa pretenden convencerlo de lo erróneo de su decisión, sin embargo, asegura que "lo difícil está en persuadir a Mary, como cariñosamente le llama.

"Ella sabe lo importante que es su retorno al trabajo en estos momentos en que se encuentra integrada a varios proyectos de investigación, pero se aferra al derecho de permanecer todo el año junto a la pequeña Rafaela.

"No concibe que yo pueda darle los alimentos, cambiarle los pañales y, sobre todo, mimarla cuando llora, como ella lo hace."

Para Alexis, en cambio, las complicaciones son otras. Aunque el amor que siente por su hijo Alejandro es incuestionable, no se anima a enfrentar las críticas de sus colegas, que se proclaman defensores de la igualdad, al tiempo que emiten desatinados 'ataques' contra quienes asumen tareas que 'supuestamente' le corresponden a las mujeres.

No se atrevería a presentarse en la oficina de su jefe inmediato a comentarle siquiera su pretensión de acogerse a los beneficios del Decreto Ley 234 De la Maternidad de la Trabajadora, que, en su Artículo 16, ofrece la posibilidad de elegir quién disfrutará de la licencia laboral dentro del grupo familiar una vez concluido el período de lactancia materna exclusiva.

"Lo que brinda la nueva normativa es algo muy revolucionario y en verdad deseo compartir con mi esposa esa posibilidad, en cambio no estoy seguro de que mi lugar esté en casa ocupándome de las labores hogareñas, mientras ella, casco en mano, se dispone a dirigir fuerzas constructoras.

"No soy un hombre machista y la ayudo en las tareas del hogar, y no me preocupa mucho la opinión de los demás, pero nadie como la madre, dotada de ternura y delicadeza, para mimar a un recién nacido."

Por su parte, José Raúl y Yadira ya lo han decidido. Será él quien quedará a cargo de María Claudia, mientras ella regresa al trabajo.

Por estos días el progenitor se adiestra en algunas actividades que todavía no domina, sin embargo, está seguro de poder atender a la niña con el mismo esmero y dedicación.

"A veces no sé qué hacer, pero me las ingenio y resuelvo el problema. No coincido con el criterio de aquellos que opinan que los niños están mejor con su mamá, y que ven a los hombres solo como proveedores económicos que ejercen la autoridad en el hogar."

MACHISMO VERSUS LEGISLACIÓN
 
La familia está matizada por el desempeño de múltiples roles (madre, padre, hijos, esposo, abuelos), que tienen determinadas asignaciones socioculturales.

Los más complejos resultan el materno y el paterno, por las responsabilidades que poseen en el proceso de desarrollo de la descendencia y el nivel de implicación en el núcleo familiar.

En el caso de la mujer, siempre asociada a la maternidad, al cuidado y educación de sus hijos, dueña del hogar; y para el hombre proveedor económico, representante del poder y el estatus, son roles que le han sido asignados como miembros de uno u otro género.

Según refiere la doctora Patricia Arés, la construcción social de las masculinidades concibe que los hombres tienen que ser dominantes, posesivos, fuertes, calculadores, inteligentes, viriles, protagonistas en la vida pública, naturalmente machistas, narcisistas, impenetrables y arriesgados. Todo lo cual indica que ser hombre es saber, poder y tener.

Por otro lado, no puede demostrar afecto, ni permitir que lo mimen o lo toquen, lo cual limita su vida emocional. Tocarse o mostrase afecto entre dos hombres es algo muy poco aceptado, como máximo un apretón de manos y unas palmaditas en la espalda, aunque entre los más jóvenes se ha hecho común saludarse con un beso.

Estas son algunas de las expropiaciones que aparecen como consecuencias del rol asignado por la sociedad.

Según una encuesta aplicada a un grupo heterogéneo de personas de diferentes edades en la provincia de Ciego de Ávila, se pudo comprobar que a la mayoría de los padres se le había despojado de la posibilidad de expresar abiertamente sus sentimientos y de ejercer a plenitud la paternidad, lo cual no es identificado como una problemática, pues cumple con lo socialmente establecido.

Se constató, también, que las mujeres asumen su rol de madre asignado sin dejar espacio al padre para ejercer una paternidad cercana y empática, limitándolos a una relación periférica e intermitente.

En la actualidad, son múltiples las transformaciones que ocurren en la familia, apreciándose cambios en cuanto a la crianza de los hijos, la participación en las tareas domésticas y la expresión de afectos.

Hoy los padres se enfrentan a disímiles retos, más cuando esto presume la realización de actividades aparentemente femeninas, que pudieran, desde la cultura patriarcal, lacerar su virilidad, lo que trae consigo que en la mayoría de los casos el móvil económico predomine sobre el de ejercer conscientemente una paternidad responsable.

El Doctor en Ciencias Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, manifestó a Invasor digital que "muchos de estos fenómenos están anclados en la cultura y esta es movible, por lo que la educación y los medios de comunicación tienen la misión de fomentar la imagen de otro tipo de padre, que está en condiciones de asumir la paternidad, y puede, desde su visión, darle nuevos valores a la educación de los hijos.
"Las leyes no son las únicas responsables de cambiar la sociedad. Tenemos que seguir cambiando mentalidades para que esta Ley, que es un gran logro, se lleve a efecto a partir de la transformación de nuestras costumbres culturales y educativas."

La censura de la sociedad a los papás que se acogen a la Licencia de Paternidad, y a otros que asumen otras actitudes positivas ante el ejercicio de la paternidad, quebranta sus deseos, aun cuando exista la voluntad para ocupar el lugar que verdaderamente les corresponde dentro de la familia.

En este territorio del centro de la Isla actualmente no existe ningún progenitor acogido a los beneficios de dicha legislación, y durante 2011 hubo solo uno.

Cuestión esta que contrasta con que más del 60 por ciento de las mujeres avileñas se desempeñen como técnicas y profesionales en importantes sectores de la producción y los servicios, y que por factores socioculturales enraizados en la población, dejen de incorporarse a sus labores una vez concluida la licencia postnatal, cuando su aporte es decisivo y, en muchos casos, superior al de sus cónyuges.

Ver http://www.invasor.cu/index.php/es/sociedad/13408-complices-en-la-paternidad